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Cuando Ipurua se llenaba para ver ciclismo en un velódromo portátil prestado

Ciclistas de talla mundial participaron en el estadio armero en pruebas celebradas a comienzos de los años 60

Eibar y el ciclismo forman un binomio indisociable cuyo origen está en la reconversión que se vieron obligadas a acometer algunas empresas fabricantes de armas que pasaron a producir bicicletas con el fin de sobrevivir en los años posteriores a la conclusión de la Primera Guerra Mundial.

El exceso de stock, la aplicación de aranceles y la creciente competencia con otros mercados diezmaron la fortaleza del sector armero eibarrés y algunas empresas como Orbea, BH o GAC dejaron de fabricar armas cortas y aprovecharon la maquinaria existente para dedicarse a la producción de bicicletas.

Dirigentes de estas mismas empresas promovieron la fundación en 1927 del Club Ciclista Eibarrés, organizador de carreras como la Bicicleta Eibarresa (para profesionales) o el Memorial Balenciaga (para aficionados). Otra entidad, el Club Deportivo de Eibar, fue el promotor de la Subida a Arrate.

Este caldo de cultivo convirtió a Eibar en un vivero de aficionados al ciclismo y en escenario de multitudinarias pruebas ciclistas a las que el campo de Ipurua no podía permanecer ajeno.

Dadas las características del estadio armero y a las necesidades de una prueba ciclista, la fórmula hallada para celebrar competiciones en Ipurua fue llegar a un acuerdo con la empresa organizadora de la Vuelta a España, el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco, que poseía un velódromo portátil.

De esta forma, se aprovechaba la presencia en Eibar de figuras mundiales del ciclismo participantes en la Bicicleta Eibarresa, la Subida a Arrate o la misma Vuelta Ciclista a España, para organizar finales de etapa o critériums paralelos en el interior de Ipurua.

El velódromo portátil, construido en madera, tenía 3,50 metros de ancho en las rectas y 3,80 en los peraltes de las curvas.

La primera de estas pruebas en Ipurua tuvo lugar el 15 de abril de 1961, un día antes de la celebración del X Gran Premio Bicicleta Eibarresa. Con el graderío lleno, los ganadores de las diferentes modalidades fueron Wolfshol, Urrestarazu, Errandonea y Mendiburu.

Al día siguiente, Ipurua acogió el final de la etapa Bilbao-Eibar de la Bicicleta Eibarresa, ganada en solitario por el británico Tom Simpson, que con posterioridad se proclamó campeón del Mundo en 1965 y tuvo un final trágico al fallecer durante una etapa del Tour de Francia de 1967, camino del Mont Ventoux, al parecer por una combinación del agotamiento y la ingesta de anfetaminas.

Esa misma edición de la Bicicleta Eibarresa concluyó el 19 de abril con la etapa Eibar-Gerkina-Bilbao-Eibar, con final en el velódromo de Ipurua y victoria de etapa para Patxi Gabica, del Kas, que recibió como premio una cocina modelo “Victoria”. La general se la adjudicó Antonio Karmany.

El 8 de abril de 1962, el velódromo de Ipurua acogió una serie de pruebas de pista con motivo de la celebración de la Subida a Arrate, con la participación de Guillermo Timoner (seis veces campeón del Mundo en pista) y Miguel Poblet. Los ganadores fueron Plattner, Osoro, Timoner, Botella e Iturat.

Unos días después, la victoria en Ipurua de la etapa Eibar-San Sebastián-Eibar del XI Gran Premio Bicicleta Eibarresa fue para Antonio Karmany, que ganó al sprint a Antón Barrutia.

En aquella época, la Bicicleta Eibarresa era una de las pruebas destacadas del calendario internacional, como destacaba el diario L’Equipe, que la denominaba Gran Prix d’Eibar.

En 1963, Ipurua vistió sus mejores galas para ser el final de la sexta etapa de la Vuelta a España, entre Bilbao y Eibar. Tras pasar los puertos de montaña de Urkiola, Udana y Elgeta, la victoria fue para el francés Guy Ignolin, por delante de Carlos Echeverría, compañero de escapada. Entró con el maillot de líder Jacques Anquetil, que sería el ganador de la ronda y logró de ese modo ser el primer ciclista en imponerse en las tres grandas vueltas.

La última instalación del velódromo portátil en Ipurua tuvo lugar el 5 de abril de 1964, con la disputa, tras la celebración de la Subida a Arrate, de un critérium vespertino que contó con la participación entre otros de Jacques Anquetil y Federico Martín Bahamontes.

Eibar ha seguido siendo con el paso de los años escenario de importantes citas ciclistas y SD Eibar no ha sido ajeno a ello, con su participación en la etapa de la Euskal Itzulia que concluyó en Arrate en 2015, con victoria de Purito Rodríguez, o el patrocinio a cargo de SD Eibar Fundazioa de las últimas ediciones del Memorial Balenciaga.

Los datos incluidos en este reportaje han sido extraídos del archivo del historiador eibarrés Jesús Gutiérrez, miembro del Patronato de SD Eibar Fundazioa.